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Desde 1958 temperaturas arriba de los 40°C; sociedad debe cambiar hábitos

Estadísticamente desde 1958, en Ciudad Victoria y gran parte de Tamaulipas, se presentan temperaturas arriba de los 40 grados centígrados. Junio, julio y agosto, son los meses de mayor calor en el año.

Y aunque científicamente, en las últimas décadas se han registrado variantes que provocan cambios bruscos de temperatura, lo cierto del caso, es que históricamente no es nada fuera de lo normal, que el termómetro se eleve en esta época.

El Ingeniero en Ciencias Ambientales Doctor en Geología Ambiental, Rene Ventura Houle, aseguró que, para contrarrestar los fuertes golpes de calor, se deben modificar ciertos hábitos y sobre todo voltear un poco al pasado, para retomar ciertas acciones, muchas veces simples, como almacenar agua.

“A veces pensamos que voltear al pasado es un error y no, tenemos que voltear al pasado para ver ciertas cosas. Yo tengo 42 años y por ejemplo yo me acuerdo de que de niño tener sistemas de almacenamiento de agua en casa era muy normal”.

“Y pasamos a después a que desaparecieran completamente el líquido y luego en los últimos años otra vez todo el mundo ha corrido a tener sistemas de almacenamiento de agua”.

“Entonces tenemos que analizar muy bien cuáles son nuestros criterios y cuáles son nuestros sistemas de adaptación a estas variaciones”.

En entrevista, el catedrático e investigador de la Universidad Autónoma de Tamaulipas (UAT), recordó que vivir en Tamaulipas es habitar en un clima semidesierto donde la temperatura es extrema, tanto en frío como en calor y tanto en ausencia de agua, como en abundancia.

“Porque ahorita por ejemplo estamos así tenemos tres sistemas hidrometeorológicos extremos ahí formados en el Atlántico que vienen en esta dirección”.

“Entonces, ¿quién nos dice que ahorita estamos hablando del calor y dentro de 15 días o 20 días vamos a estar hablando de inundaciones? Así es el clima muy variable”.

Según los registros de Conagua, desde 1958 a la fecha los meses más cálidos para la entidad son junio, julio y agosto. Es perfectamente normal que las temperaturas máximas, ronden los 40 grados centígrados, “nunca hemos bajado”.

“Tenemos que tomar en cuenta que para hablar de datos climatológicos nos tenemos que basar en datos históricos, de acuerdo a los datos quiero apuntar bien claro eso, no estamos en medio de una situación que sea anormal para esta época del año de acuerdo a los datos que tenemos”.

Desde el punto científico, detalló, existen algunas variaciones perfectamente demostradas donde se muestra una clara tendencia a los cambios bruscos, es decir, la presencia de fenómenos climáticos extremos, que pueden ser lluvias, ondas de calor y ondas de frío.

“Si existe cierto aumento en la severidad de los fenómenos en los últimos años, ¿de qué depende?, lo que pasa es que clima es muy complejo y la cantidad de variables que inciden para que este tipo de fenómenos no se presenten son muchas, son un gran número”.

Explicó que existen identificadas variaciones en la corriente de chorro de Norteamérica, que es un fenómeno climático mundial que viene acompañado de diferencias circunstancias como sequías, ondas de calor, etc.

Aunado a ello, se tiene un problema con la concentración de gases de efecto invernadero que también inciden directamente en el clima que modifica algunas situaciones a nivel regional.

“Si tenemos bastantes indicios que se están presentando aunado a esto tenemos que tomar en cuenta que la tierra, el planeta es un ente completamente vivo que evoluciona, que cambia y que sigue cambiando”.

“Y que la velocidad de estos cambios muy probablemente está siendo acelerados, es algo que todavía no tenemos muy claro porque a final de cuentas todas las conclusiones que podemos aclarar al respeto irán siendo respuesta en los próximos años cuando veamos lo que está pasando”.

“En este momento solamente podemos analizar las tendencias, ver las variaciones, ver los indicios, pero no tenemos exactamente claro cuando de todos estos factores que acabo de mencionar este causando esta situación”.

Recordó que la ONU en la última cumbre climática dejó bien claro que desde los años 80 se detectó el Cambio Climático, y al día de hoy, 40 años después no ha mejorado ni uno por ciento la situación.

Y eso es producto de la falta de acciones desde los gobiernos, los Congresos y la propia sociedad civil, que debe avanzar en una misma situación, o de lo contrario en un corto plazo, habrá una carencia de líquido peor.

“No es un problema de agenda, es un problema de acciones, la agenda existe, pero la agenda, los planes, y todas estas cosas no pasan de ser una buena lista de buenos deseos, si no se implementan acciones reales, si no se sube el nivel de ley, si no se comenta con los que saben del tema, en los distintos sectores, en el área climática, en el área del cuidado del agua, de salud pública en el área de educación, tiene que ser algo grupal y algo holístico, no puede ser algo sectorial”.

¿Y que vendrá después?, reiteró, escenarios como el que se vivió recientemente en Monterrey y su zona conurbada donde se quedaron sin agua en un importante lapso de tiempo, lo que provocó una serie de problemas sociales muy graves.

“Se van a seguir presentando este tipo problemas. El problema que tenemos en Ciudad Victoria seguirá y aumentará, seguirán los problemas de salud, ahorita es el calor, pero cuando venga el frío, será frío y luego llegaran las épocas de lluvias”.

“Los problemas seguirán presentándose y quienes serán los más afectados, las poblaciones más vulnerables económicamente hablando, la edad influye mucho, el acceso a los servicios”.

“Se tendrían que detectar cuales son los tipos de vulnerabilidades a los cambios climáticos que se puedan presentar que yo en lugar de decir cambios climáticos diría eventos climáticos extremos”.

Insistió en que las cosas volverán a cierta normalidad, pasarán las ondas se calor, no nos vamos a quedar así para siempre, es un hecho esto pasará y probablemente dentro de un par de meses o dentro de un par de semanas, ya será pasado.

“Ya lo veremos como la pandemia, como algo que ya pasó, cuando todo esto es cíclico y pasará y seguirá pasando continuamente”.

Insistió en que sé tiene que cambiar la visión que sé tiene sobre la naturaleza y sobre el entorno en el que vivimos, porque los ciclos climáticos, no son ciclos humanos, remarcó.

“Que no se hayan presentado hasta ahorita un cambio no significa que no se hayan presentado en el pasado. ¿Qué quiero decir con esto? El tiempo de vida más o menos aproximado de un ser humano actualmente en condiciones dependiendo del sexo ronda en los 80 años, en 80 años puede que nunca presentemos un cambio climático, que nunca presentemos una variación y luego de repente se nos presenta”.

“¿Y por qué es esto? Porque los ciclos climáticos no son ciclos humanos, eso tenemos que tenerlo bien claro y tiene que tenerlo bien claro la sociedad. No es un referente que yo en toda mi vida no haya padecido una tormenta, una onda cálida o una onda gélida, y eso significa una variación importante o una diferencia en cuanto al medio ambiente”.

La tierra se mueve en ciclos muy diferentes que se llaman ciclos geológicos que llevan mucho más tiempo, explicó.

“Eso lo tenemos que comprender perfectamente y no tenemos por qué alterarnos, ni por qué pensar que las cosas están variando exageradamente, eso es un sentido”

Llamó a adaptarse a la situación y empezar a realizar construcciones acordes a los climas que se tienen, para dejar de depender, de entrada, de sistemas de climatización asistida.

“Cuando existen grandes esfuerzos y grandes cantidades de datos que nos dan como resultado que podemos cambiar nuestro tipo de construcción, nuestro tipo de vida”.

Además, dijo, las ciudades presentan fenómenos muy particulares que tienen poco estudio como las islas de calor que muchas veces son las que incrementan la temperatura.

“Está perfectamente documentado las diferencias entre las islas de calor que provocan las ciudades y nos vamos un poco a las afueras de la ciudad, suelen ser en torno a 5 grados centígrados menos”.

“Es decir, las ciudades están calientes por sí mismas, por los materiales en los que estamos construidos, por los tipos de construcciones, la falta de algunos tipos de atenuantes, etc. Las ciudades van a ser calientes y seguirán siendo calientes porque son islas de calor, así de sencillo”.

“Por qué alarmarnos, ¿no?, es una situación propia de la tierra tenemos que adaptarnos, esa es nuestra principal función”.

Y es que, como sociedad, dijo, lo que hemos hecho es aislarnos del entorno. Nos metemos en nuestras casas, en nuestras oficinas con aire acondicionado y pareciera que el entorno exterior fuera un lugar solamente de paso, sostuvo.

“Y no tenemos que estar más en contacto con las variaciones que suceden con este tipo de cosas, porque si no esto nos resta nuestra capacidad de adaptarnos a esto”.

“Todos estos procesos y todos estos problemas de salud que se han estado presentando probablemente tengan en el fondo, y tendríamos que analizarlo investigadores de salud pública, ¿cuáles son los hábitos que hemos cambiado para que se presenten estos problemas?”.

“Cuando insisto de temperaturas de 40, 41, 42, 45 grados que se vienen presentando estadísticamente, durante los últimos 50, 60 años. Entonces, antes, ¿por qué no sucedían estos problemas de salud pública?”.

“A lo mejor la gente estaba más en contacto y tomaba más previsiones al respecto que ahora estamos dejando de tomar. Estoy haciendo una especulación, puesto que no se hacen estudios al respecto”.

La conciencia climática tiene que pasar por una conciencia económica y por una conciencia política, remarcó.

“Tenemos que cambiar nuestros criterios de construcción, nuestros hábitos personales, nuestros hábitos de consumo de energía, todo esto tiene que ser un conjunto”.

“No es solamente el trabajo de un sector, del gobierno, de la educación o de la sociedad, tiene que ser un cambio en conjunto, tiene que ser algo con bases científicas, insisto, lo que podemos hacer son paliativos, pero los paliativos tienen cierto límite de acción”.

“Lo que tenemos que hacer es que adaptarnos al entorno, como dije, y si tenemos esta conciencia climática también tenemos que pasar esa conciencia climática a la conciencia política, a una conciencia económica”.

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