Semiseco y estepario en la mayor parte del tiempo, el clima en el territorio de Nuevo León ha sido siempre para su población una constante lucha por hacer que el agua de su orografía, la de sus mantos acuíferos, la de lluvia, la que se concentra en sus presas, rinda para toda la ciudadanía durante el año.
Ello lo tiene muy consciente Juan Ignacio Barragán, director de Servicios de Agua y Drenaje de Monterrey (SAYDM), desde que entró en funciones en la administración del nuevo Nuevo León, de ahí que cada acción emprendida se haya realizado bajo la convicción de esta realidad tan apabullante que para ganar la batalla se invierte en estrategias con recursos propios, federales y de otra índole, personal de todos los sectores y por supuesto, mucho ingenio.
Las miles de horas/hombre que los diferentes equipos de SAYDM destinaron para salir de esta problemática han valido la pena cada segundo de ese tiempo invertido
Nuevo León ha aprendido la lección, afirma Barragán, pues su ciudadanía es de cien, ha comprendido que el eslogan usado para bajar el consumo de agua a menos de 100 litros por segundo, es más que una campaña, es algo que puede ser posible siendo muy conscientes en su uso.
La empresa logró que la crisis hídrica del año pasado vivida en esta entidad, sea ahora una mala historia para recordar.
El suministro del líquido se mantiene y no sólo eso, sino que Nuevo León terminará el año con agua porque, como sucede en otras partes del país, se trabaja siempre con una reserva estratégica, afirma Barragán.
“En el caso de Nuevo León, gracias al trabajo y a la voluntad del gobernador Samuel García, vamos a terminar 2023 con una capacidad de reserva potencial de hasta 63%”, señala.
Las palabras de Barragán suenan esperanzadoras y contundentes, lo que aleja los momentos en los que él mismo anunciaba la gravedad de la situación y explicaba los por qué de los cortes de agua en varias zonas de la entidad.
Cierto, reflexiona, el estado de Nuevo León estaba en octubre de 2021 en una situación sumamente dramática en materia de abastecimiento de agua, pues se tenía aproximadamente 12% de capacidad en la presa Cerro Prieto y se esperaba un año 2022 muy seco, lo que sí sucedió.
La presa El Cuchillo tenía bastante agua, pero dicho embalsamiento sólo puede dar cinco metros cúbicos por segundo, y la presa La Boca también estaba en una situación abajo de 40%, señaló.
Desde el inicio de la administración se tomó la batuta y se dieron cuenta de que debían realizar acciones inmediatas para enfrentar esta crisis, ya prevista por la administración saliente y que afectó la vida y rutinas de más de 600 mil personas en diferentes momentos, explica.
Inversión histórica
El acueducto de El Cuchillo II va a representar una inversión superior a los 5 mil 700 millones de pesos por parte de Agua y Drenaje de Monterrey, y aproximadamente 4 mil 500 millones de pesos por parte de la Comisión Nacional del Agua (Conagua); la cifra definitiva se sabrá hasta que estén concluidas las obras.
En cuanto a la presa Libertad, implicará una inversión total del orden de los 7 mil 500 millones de pesos, esto incluye una obra que no estaba prevista en una primera etapa, que es la construcción de un gasoducto que surte actualmente 30% del gas del país y que atraviesa la presa Libertad. Se tendrá que construir un nuevo gasoducto con mayor capacidad en cuanto a la tubería, para que pueda estar por debajo de la presa sin presentar ningún riesgo, y esto implica una inversión del orden de mil millones de pesos.
También se está en proceso de desviar una línea de alta tensión de la Comisión Federal de Electricidad (CFE), obras que no estaban presupuestadas originalmente, pero el costo total estimado es de 7 mil 500 millones de pesos, el cual se divide: 50% de la Comisión Nacional del Agua y 50% de Servicios de Agua y Drenaje de Monterrey.