El humo de los cientos de incendios forestales de Canadá continúa dañando la calidad del aire de amplias regiones del medio oeste y noreste de Estados Unidos, donde Nueva York es este viernes la ciudad más afectada del país y la segunda del planeta, después de Toronto (Canadá), según la web de monitorización IQAair.
Las ciudades de Nueva York y Washington DC amanecieron con índices de contaminación del aire de 142 y 120, respectivamente, lo que significa que la salubridad del aire puede afectar a personas alérgicas, con problemas respiratorios, niños y ancianos.
Otras ciudades que siguen padeciendo la contaminación aérea son Chicago y Detroit, aunque con niveles mucho menores que los días pasados, a medida que los vientos han ido desplazando el humo hacia el sureste.
El estado de Nueva York declaró la alerta por la mala calidad del aire y anunciado que se enviarán alarmas a los teléfonos móviles en caso de que los índices de salubridad superen los 200 puntos.
“Con el humo a nivel del suelo más visible y la calidad del aire que sigue alcanzando niveles insalubres en muchas partes del estado, animamos a los neoyorquinos a tomar precauciones para proteger su salud”, ha dicho la gobernadora, Kathy Hochul, que ha recomendado el uso de mascarillas N95, que están siendo distribuidas gratuitamente en los principales nudos de comunicación, como la estación de Grand Central, en la ciudad de Nueva York.
Washington capital, por su parte, ha reducido de rojo a naranja su nivel de alerta.
Pese a la deficiente calidad del aire de estos días, los niveles no han alcanzado la insalubridad del pasado 8 de junio, cuando se llegó a los códigos morado y granate (los más severos), una situación que afectó notablemente a ciudades como Washington o Nueva York, que estuvieron cubiertas durante días por una bruma con la que no se divisaban icónicos edificios como el Empire State o el Capitolio estadounidense.
En todo Canadá, hay cerca de 500 incendios activos y desde que se inició el año las llamas han consumido 8 millones de hectáreas, o 80 mil kilómetros cuadrados, por encima de lo que normalmente se quema en un año.
Las autoridades canadienses han indicado que esta es la peor temporada de incendios forestales en la historia moderna del país debido a la crisis climática.