Veinticuatro años han pasado desde que el lupus le ganó la batalla a la pequeña Poleth Viridiana Salinas Torres. 24 años de haberse convertido en una de las leyendas más importantes de la época actual del Panteón El Saucito en San Luis Potosí.
Hoy, en el día que se recuerda a los angelitos, potosinos y turistas llegan a visitar su tumba y dejarle una ofrenda. Sus padres, Joel y Elia, están ahí como cada año, como cada fecha, como cada día, recordándola y extrañándola.
La leyenda de la niña Poleth tomó fuerza cuando la maestra de una sobrina de Joel, le relató que por medio de un sueño la pequeña le pidió visitar la tumba de su papá, porque lo tenía muy abandonado.
“Platica que vino a ver a su papá, arreglo la tumba y todo e iba pasando la maestra, y como a muchos que pasan por aquí les llama la atención la tumba de mi niña, se acercó a ver y cuando vio la foto, quedó muy sorprendida que era la niña de sus sueños”.
“De ahí la maestra le dijo, felicítame a tus papás de mi parte y de ahí la gente empezó a venir a pedir favores, y muchos dicen que, si ayuda, le traen cositas de los favores que ha hecho”.
Producto del destino, de la causalidad o porque así debía ser, personal del Panteón El Saucito de aquella época, les otorgó un espacio a un costado de la primera tumba de este camposanto que data de 1888, lugar donde hoy descansa Poleth.
Otro dato curioso es que 100 años después, en 1988 nació la niña Poleth que aseguran propios y extraños, concede milagros, hace favores y es un puente entre el mundo terrenal y el más allá.
“Ella fue una niña normal como cualquier niña, creo yo que todo despertó la curiosidad de la gente al quedar aquí en la calle de los Ilustres, yo creo desde ahí despertó el cariño hacia mi hija”.
Su madre, describió a Poleth, como una niña muy responsable que buscaba la perfección en todo momento. Le gustaba mucho visitar a los enfermos, porque sentía que los sanaba y desde siempre preparó a sus padres, a través de canciones, para enfrentar su prematura muerte.
Con su salud ya mermada tres años después del fatal diagnóstico, una última embolia terminó por vencerla a los 11 años edad, un 28 de octubre de 1999. El día de San Judas Tadeo, el Santo que más adoraba.
A 24 años de su muerte, su tumba es de las más concurridas. Algunos sólo para visitarla, otros más para hacerle peticiones y muchos para agradecerle por los milagros concedidos.