Un 15 por ciento de suecos consume cotidianamente snus, una bolsita de tabaco o nicotina para chupar que, según algunos expertos, es un “cuento de hadas” vendido por las tabacaleras en Suecia el único país europeo que permite su venta y consumo.
Consumido por uno de cada siete suecos, el snus ha reducido el número de fumadores del 15 al 5% en menos de veinte años, un récord en Europa, según el gobierno sueco; sin embargo, este permanece prohibido en el resto de la Unión Europea desde 1992.
A un ritmo desenfrenado, miles de dosis de snus transitan por una red de máquinas de la fábrica “Swedish Match” en Gotemburgo, al oeste de Suecia.
La empresa, gran actor del sector con una veintena de marcas, vendió 277 millones de cajas en Escandinavia en 2021.
“El snus tiene 200 años de historia. Forma parte de la cultura sueca, como el vino en otras partes”, asegura Patrik Hildingsson, responsable de comunicación.
En blusa blanca detalla las etapas de fabricación: “El tabaco viene de Estados Unidos y de India. Pasa por un silo, se envasa en estas bolsas como si fuera té y luego se mete en latas”.
Existen dos tipos de productos: el snus clásico de color oscuro que contiene tabaco y el snus blanco que está compuesto de nicotina sintetizada y a menudo aromatizada.
Snus es un éxito entre los jóvenes
Suecia es el único país de la Unión Europea donde está autorizada la comercialización del snus clásico. Con Noruega y más recientemente Estados Unidos, constituyen la base del mercado de este producto.
El snus blanco, cuya producción industrial comenzó hace unos quince años, se aprovecha de un vacío jurídico en la Unión Europea porque no contiene tabaco.
Solo está prohibido en Europa en Bélgica y Países Bajos desde 2023.
Este producto goza de un éxito récord entre los más jóvenes. En Suecia, el consumo de snus blanco aumentó del 3 al 12% en cuatro años entre mujeres de 16 a 29 años.
Un 15% de suecos lo consume cotidianamente, en ligero aumento en los últimos años. Pero al mismo tiempo, el número de fumadores cayó significativamente.
Según las estadísticas de 2022 de la Autoridad de Salud Pública, no hay más que un 5% de fumadores regulares. El objetivo de la Unión Europea es alcanzar este objetivo en el horizonte de 2050.
“Es muy positivo”, celebra el ministro de Salud sueco, Jakob Forssmed, en una entrevista a la AFP.
“Hubo la ley en 2005 sobre la prohibición de fumar en restaurantes, después en 2019 en terrazas y ciertos espacios exteriores (…) Muchos suecos afirman también que pasar al snus les ayudó a dejar de fumar”, explica.
En una muestra de respaldo al sector, el Estado sueco acaba de aumentar las tasas sobre los cigarrillos en un 9% y de bajar las del snus tradicional un 20%.
“Con todas estas nuevas regulaciones se ha vuelto casi imposible fumar. Y además con el snus, no hay mal olor. Y el efecto de la nicotina es mucho más fuerte”, dice Thorbjörn Thoors, renovador de ventanas de 67 años, exfumador que consume snus desde su adolescencia.