Durante La Hora del Planeta, se invita a apagar las luces entre las 20:30 y las 21:30 (hora local de cada país) como una medida para combatir el cambio climático.
Más de 124 naciones en todo el mundo han apagado las luces de sus monumentos emblemáticos, y cientos de miles de individuos han contribuido con más de 332,000 horas en un esfuerzo global para concienciar sobre la crisis climática y el cuidado del planeta.
El viernes 23 de marzo, la organización Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF) conmemoró su campaña internacional “La Hora del Planeta”, invitando a individuos, gobiernos y empresas a apagar sus luces durante una hora para reflexionar sobre los desafíos medioambientales.
La Hora del Planeta, ahora la mayor campaña mundial de movilización sobre el medio ambiente, implica apagar las luces entre las 20:30 y las 21:30 (hora local de cada país) para combatir el cambio climático. Surgió en Sidney (Australia) en 2007 con el propósito de crear conciencia sobre esta crisis ambiental. Desde entonces, se ha convertido en un fenómeno internacional que involucra a miles de ciudades en todo el mundo.
En su decimoctava edición, y su decimosexta en España, la iniciativa ha reunido a cientos de miles de personas de todo el mundo que han optado por dedicar una hora de su tiempo a actividades sostenibles y respetuosas con el medio ambiente.
En España, ayuntamientos, empresas, organizaciones y medios de comunicación se unieron para mostrar su apoyo y preocupación frente a los fenómenos meteorológicos extremos que se experimentan a nivel global.
A las 20:30 horas, emblemáticos lugares de Madrid como la Puerta de Alcalá y la fuente de Cibeles, así como monumentos en otras ciudades como la Sagrada Familia de Barcelona o las catedrales de Burgos y Valencia, quedaron a oscuras, instando a millones de personas a reflexionar sobre la crisis climática y la necesidad de involucrar a toda la sociedad en su mitigación.
Horas antes, emblemáticos lugares alrededor del mundo se oscurecieron como parte de este evento global. La Ópera de Sídney, la Torre de Tokio y el Estadio Nacional de Pekín fueron algunos de los primeros en apagar sus luces. Este patrón se repitió en otras ciudades cuando el reloj marcaba las ocho y media de la noche local: el London Eye, la Torre Eiffel de París, el Coliseo de Roma, la Basílica Vaticana, la Puerta de Brandemburgo en Berlín y muchos más.
En América, destacaron el neoyorquino Empire State Building, las Cataratas del Niágara y el Cristo Redentor de Río de Janeiro, unidos por esta iniciativa que atraviesa fronteras. Este gesto global llega en un momento en el que el año 2023 fue catalogado como el más cálido en la Tierra desde que se tienen registros, trayendo consigo eventos climáticos extremos como inundaciones, sequías y olas de calor.