En caso de acceder a la Presidencia, la candidata asegura que las embajadas no serán destinadas a favores personales y resalta su disposición para condenar el conflicto en Gaza sin reservas.
Xóchitl Gálvez, candidata presidencial del frente opositor Fuerza y Corazón por México, promete abstenerse de designar amistades en embajadas mexicanas en caso de alcanzar la presidencia, en un contexto marcado por el conflicto diplomático con Ecuador.
Esto fue afirmado durante un evento en la Universidad Iberoamericana después del incidente del viernes, en el cual la Policía Nacional ecuatoriana asaltó la embajada mexicana en Quito en un intento por capturar al ex vicepresidente Jorge Glas, quien había solicitado asilo político a México debido a una orden de prisión en su contra por supuesta corrupción.
Durante un diálogo con estudiantes, la candidata expresó la necesidad de evitar el nombramiento de amigos como embajadores. “Es fundamental dejar de asignar embajadores basados en relaciones personales”, afirmó.
Asimismo, la candidata destacó la existencia de embajadores que resultan ser una vergüenza para el país, proponiendo en su lugar la implementación de un sistema de “servicio profesional de carrera” para los representantes diplomáticos de México en el extranjero.
Aunque reconoció la prerrogativa de designar embajadores “políticos”, se comprometió a que estos fueran “la minoría”, priorizando en su lugar a individuos capacitados.
“En mi gobierno, las embajadas no serán refugios para delincuentes”, aseguró, afirmando que “no ofrecería asilo a alguien implicado en el caso Odebrecht”, la constructora brasileña acusada de sobornar a varios gobiernos latinoamericanos.
“Es crucial que se sometan a la justicia de su país si estamos comprometidos en combatir la corrupción”, expresó.
Además, se comprometió a asistir a todos los eventos internacionales pertinentes para el presidente en ejercicio, y dejó en claro que no invitará a países como Venezuela, Nicaragua o Cuba a actos oficiales.
“No mantendré relaciones con regímenes autoritarios y violadores de derechos humanos, pero sí estaré en contacto con sus pueblos”, declaró enfáticamente. “Sin embargo, no habrá relaciones directas con sus presidentes”.
A pesar de esto, la opositora reiteró su condena al asalto ocurrido en la embajada mexicana en Quito, calificándolo como una “violación” de la sede diplomática que todas las personas, “independientemente de su afiliación política”, deben repudiar.
El viernes, México anunció su intención de ofrecer asilo político a Glas, quien enfrenta procesos judiciales por corrupción y actualmente se encuentra detenido en una prisión de máxima seguridad. En respuesta, las fuerzas ecuatorianas ingresaron por la fuerza a la embajada con la intención de llevarlo consigo durante la noche, lo que resultó en la ruptura de relaciones diplomáticas por parte del Gobierno mexicano.
Sin reservas, la candidata instó a poner fin al conflicto en Gaza, reconociendo también el ataque terrorista perpetrado por Hamás el pasado octubre, el cual afectó a “familias e inocentes desarmados”.
“No tengo ninguna vacilación en condenar una guerra que considero que debe detenerse”, afirmó rotundamente.
“Asimismo, me uno al llamado de Naciones Unidas para la reconstrucción de la paz en esta región de Israel”, añadió.
En cuanto a la migración, propuso la implementación de un “programa de capacitación” destinado a permitir que extranjeros puedan encontrar empleo en México y considerar la posibilidad de establecerse en el país.
Subrayó la escasez de mano de obra, pero descartó cualquier enfoque que trate a los migrantes “como simples mercancías”.
“Los veo como individuos en busca de oportunidades, y considero que el trabajo es una actividad digna”, concluyó.
