La resistencia a la guerra en Gaza ha impulsado un movimiento estudiantil en Estados Unidos que recuerda a las protestas contra el apartheid en Sudáfrica y la oposición a la guerra de Vietnam.
La repulsa a la guerra en Gaza ha catalizado un movimiento estudiantil en Estados Unidos que evoca las protestas contra el apartheid sudafricano en los años 80 y la oposición a la guerra de Vietnam en los 60. Sin embargo, la distinción radica en la contundente respuesta policial ante concentraciones mayormente pacíficas.
El movimiento universitario en Estados Unidos, ya catalogado por historiadores como Robert Cohen de la Universidad de Nueva York como el más significativo del siglo XXI, comparte similitudes con levantamientos pasados pero también es singular al presionar a Washington para que “sea más reflexivo sobre el destino de su ayuda militar”.
Según Juan González, quien fuera uno de los líderes de las protestas de 1968 en la Universidad de Columbia (Nueva York), las manifestaciones actuales son notablemente más pacíficas, pero se enfrentan a una represión inmediata más severa.
“Según Cohen, un experto en movimientos sociales, en una reciente entrevista: ‘Nunca en la historia de las protestas estudiantiles una protesta ha sido reprimida por tan poca violación de la ley'”.
“González, de 76 años, comentó: ‘Básicamente están estableciendo campamentos en espacios públicos, no están interrumpiendo las clases (…) Nosotros ocupamos varios edificios en un solo día’.” González considera que la respuesta policial está siendo mucho más dura en esta ocasión, con desalojos de campamentos pacíficos y más de 2,000 arrestos.
González detalló que tanto las autoridades de la ciudad de Nueva York como de la universidad estuvieron dispuestas a negociar con él y los otros líderes estudiantiles, algo que solo ha ocurrido en unos pocos centros educativos durante el movimiento actual.
En instituciones como la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA), la Universidad de Texas en Austin y la Universidad del Sur de Florida en Tampa, las fuerzas del orden estatales y locales han intervenido para desalojar los campamentos y expulsar a los estudiantes poco después de su congregación, con la aprobación de las autoridades universitarias.