Ciudad de México. Sergio Pérez ha tenido un año complicado. El piloto mexicano de Red Bull comenzó la temporada de manera espectacular, pero las cosas cambiaron abruptamente, comentó durante una conferencia de prensa en Plaza Carso antes del Gran Premio de México.
“Tuve el mejor inicio de temporada, con podios en cuatro de las primeras cinco carreras”, recordó Checo. Sin embargo, “todo parecía ir bien hasta que llegaron las adaptaciones del auto y las cosas comenzaron a complicarse”.
Después del Gran Premio de China en abril, la temporada de Checo se convirtió en un desafío constante, con resultados muy por debajo de sus expectativas iniciales. “Todo se complicó con un auto en el que no tenía confianza y cada fin de semana había un nuevo problema”.
El piloto identificó varias deficiencias en su auto, pero corregirlas resultó ser más difícil de lo anticipado para el equipo. Además, la competencia de McLaren y Ferrari se intensificó, complicando aún más su situación.
“Quedan cinco carreras en la temporada y tenemos que intentar ser más competitivos como al inicio”, advirtió.
El año pasado, Checo quedó fuera de la carrera en la primera curva del Autódromo Hermanos Rodríguez. Esta vez, confía en que el Gran Premio de la Ciudad de México será una oportunidad para revitalizar su cierre de temporada, ya que en este circuito “todo puede pasar. Este Gran Premio es diferente a lo que hemos vivido a lo largo de la temporada”, concluyó.
Después de la conferencia, Checo y su compañero de Red Bull, Max Verstappen, participaron en un partido amistoso con futbolistas, tanto retirados como en activo, además de algunos luchadores. Los pilotos actuaron como entrenadores en este evento recreativo, donde no solo patearon el balón, sino que también se intercambiaron bromas.