En la época prehispánica el culto a la muerte era uno de los elementos básicos de la cultura. Cuando alguien moría era enterrado envuelto en un petate y sus familiares organizaban una fiesta con el fin de guiarlo en su recorrido al Mictlán.
De igual forma le colocaban comida que le agradaba en vida, con la creencia de que podría llegar a sentir hambre.
El Día de Muertos en la visión indígena implica el retorno transitorio de las ánimas de los difuntos, quienes regresan a casa, al mundo de los vivos, para convivir con los familiares y nutrirse de la esencia del alimento que se les ofrece en los altares puestos en su honor.
En esta celebración la muerte no representa una ausencia sino a una presencia viva; es un símbolo de la vida que se materializa en el altar ofrecido.
Pero ¿por qué le tenemos tanto a la muerte?. La Jefa del Departamento de Psicología del Hospital General, Sara Hernández Mata, habló del tema y transmitió sus conocimientos para poder enfrentar el doloroso final de un ser querido.
Pese a todas las tradiciones la muerte es un tabú entre la sociedad, sostuvo al referir, que esta censura es un tema del que no se habla. Añadió que actualmente la relación con la muerte cambió abismalmente, la alejamos de la vida y por ende se torna más dolorosa.
“¿Por qué te digo que es una relación? Hay una relación material del mundo psíquico, porque lo que vemos en el mundo material se instala en nuestro cerebro. Vemos por ejemplo que las antiguas civilizaciones las personas convivían con la muerte”.
“Los antepasados construyan los lugares donde descansaban sus muertos con más resiliencia, porque ellos decían que esa era su casa eterna. Si tú te vas a la antigüedad, los cementerios estaban en el centro de la ciudad, era una forma de estar con esa conciencia y convivir con los seres muertos”.
“Esas personas todo el tiempo tenían un recordatorio tangible de la muerte ¿pero qué ha pasado con el tiempo? Ahora los cementerios están alejados en las periferias, lejos, yo y todo tiene una repercusión en el mundo psíquico”.
Indicó que entre menos referente se tiene de la muerte en el mundo material, menos pensamos en el día final. Y eso nos lleva a creer en verdad que somos eternos y que vamos a estar aquí para siempre, aseguró.
La tanatóloga índico que el miedo, que la gran mayoría de los seres humanos sienten por la muerte proviene precisamente de esa censura que se tiene hacia el tema, porque duele, pero sobre todo por los cambios de la sociedad actual.
“Son todas esas creencias que venimos arrastrando desde los aprendizajes desde niños la sociedad va cambiando, lo estamos evitando porque duele, hay un dolor físico y emocional y no lo quiero sentir, ¿Y entonces qué hago? evado“.
“Cuándo enfrentamos la muerte de un familiar somos confrontados, y ahí es donde recordamos que vamos a morir no es una revelación, porque todos sabemos que nos vamos a morir pero hay una diferencia de entenderlo desde lo intelectual a lo emocional”.
Recordó que la muerte es parte de la vida por lo que debemos verla desde el amor, solo así podremos dejar de temerle a las pérdidas de los seres queridos e incluso al día que nos toque partir.
Entonces entiendes que vas a morir, y una vez que viene ese entendimiento, las cosas van a cambiar, cambian las decisiones que tomamos, empiezas a disfrutar a la gente que tiene a tu lado, empiezas a valorar los momentos que estás viviendo y empiezas a experimentar una vida más auténtica, a través de tener esa conciencia de la muerte en nuestra vida”.
¿Cómo podemos afrontar ese miedo?, dijo, sin evitar sentir ese temor, sino más bien aprender a convivir con el miedo porque forma parte de nosotros como seres humanos , remarcó.
“Permitirnos sentir todas las emociones, no solamente el miedo porque para cada una de las emociones en nuestra vida, hay lugar, otra de las maneras es compartir lo que sentimos hacia los demás y ahí vemos, hay muchas maneras de qué las demás personas empiecen a interpretar a la muerte”.
Celebraciones como el Día de Muertos, indicó, ayudan a recordar que la muerte es lo único seguro que tenemos, pero además es un día para tener presente todos esos momentos que nuestros seres queridos nos dejaron en la mente y en el corazón. Y poder recordarlos, añadió, no desde la tristeza, si no desde el amor.
Indicó que las muertes repentinas como asesinatos o accidentes son más difíciles de superar, pero aún más complejo es para las familias de los desaparecidos, ya que nunca encuentran sus restos, no tienen un cierre, no hay un cuerpo, y entran a la negación y no descansan.
Recomendó acudir con los expertos para atender situaciones relacionadas a los duelos, y las pérdidas de los seres queridos que muchas veces no se pueden superar por sí mismo.
“La muerte es parte de la vida, no debemos de tenerle sino simplemente estar conscientes y disfrutar cada momento de nuestras vidas porque no sabemos si va a ser el último y cuando la muerte llegará a nuestras vidas”.