En Madrid, un equipo de científicos ha utilizado un gen de un organismo unicelular relacionado con los animales para crear células madre que dieron lugar a un ratón vivo. Este avance, publicado en Nature Communications, ofrece una nueva perspectiva sobre los orígenes genéticos de las células madre y los vínculos evolutivos entre los animales y sus parientes unicelulares, según los investigadores.
El doctor Alex de Mendoza, de la Universidad Queen Mary de Londres, y sus colegas de la Universidad de Hong Kong, basaron su estudio en un gen encontrado en coanoflagelados, los parientes más cercanos de los animales, que contienen versiones de los genes Sox y POU, conocidos por impulsar la pluripotencia en las células madre de mamíferos. Este hallazgo desafía la creencia de que estos genes solo evolucionaron dentro de los animales.
De Mendoza destacó que, al crear un ratón usando herramientas moleculares derivadas de los coanoflagelados, se observa una continuidad extraordinaria de funciones que han perdurado durante casi mil millones de años de evolución. Esto sugiere que los genes involucrados en la formación de células madre podrían haberse originado mucho antes que las células madre mismas, posiblemente facilitando el surgimiento de la vida multicelular.
Siguiendo los trabajos previos de Shinya Yamanaka, quien ganó el Nobel de 2012 por demostrar que es posible generar células madre a partir de células diferenciadas, el equipo introdujo genes Sox de coanoflagelados en células de ratón, reemplazando el Sox2 nativo, lo que permitió la reprogramación a un estado de pluripotencia. Al inyectar estas células en un embrión en desarrollo, el ratón quimérico resultante mostró características tanto del embrión original como de las células madre inducidas, lo que confirma que estos genes antiguos son clave para que las células madre funcionen en el desarrollo animal.
El estudio muestra cómo las proteínas Sox y POU, que regulan otros genes, fueron utilizadas por los ancestros unicelulares para funciones que posteriormente se convertirían en esenciales para la formación de células madre y el desarrollo animal. Aunque los coanoflagelados son organismos unicelulares sin células madre, estos genes probablemente controlaban procesos celulares fundamentales que los animales multicelulares reutilizaron para formar cuerpos complejos.
Este hallazgo resalta la flexibilidad evolutiva de las herramientas genéticas y ofrece una visión de cómo las primeras formas de vida pudieron haber utilizado mecanismos similares para promover la especialización celular antes del surgimiento de organismos multicelulares. Además, tiene implicaciones para la medicina regenerativa, ya que un mejor entendimiento de la evolución de las células madre podría conducir a mejoras en terapias y técnicas de reprogramación celular para tratar enfermedades o reparar tejidos dañados.