Agustín Coppel Luken, presidente del Grupo Coppel, señala que las autoridades están trabajando para frenar la violencia en Sinaloa, la cual se desató hace casi tres meses.
Actualmente, los empresarios están preocupados, mientras que algunos huyen de Culiacán, otros se cuidan y unos pocos están en una batalla. Este es el resultado de la captura (o secuestro) de Ismael “El Mayo” Zambada García, fundador y líder del Cártel de Sinaloa.
“Los empresarios están preocupados, están dialogando con las autoridades y tratando de que las cosas mejoren” en cuanto a seguridad, declaró Agustín Coppel Luken, presidente del Consejo de Administración y Director General de Grupo Coppel.
El gobierno de Claudia Sheinbaum Pardo está atendiendo el problema dentro de sus posibilidades y se están logrando avances, agregó Agustín Coppel.
Un grupo de empresarios de Sinaloa solicitó 3 mil 270 millones de pesos para la alimentación de trabajadores, el pago de un programa de empleo temporal y psicólogos, la entrega de créditos para las micro, pequeñas y medianas empresas, así como la instalación de cámaras y botones de pánico para frenar la crisis económica generada por la violencia en Culiacán.
Según el Colegio de Economistas de Sinaloa, el estado ha perdido 18 mil millones de pesos debido al impacto directo de la violencia en la economía.
Desde hace casi tres meses, Sinaloa enfrenta un conflicto armado entre bandas rivales, lo que ha llevado a muchas empresas a cerrar sus puertas, reducir su personal y operar en horarios limitados debido al temor a la violencia.
“Por esta situación (de guerra) no tengo el dato (del número de desplazados), pero sí muchos —los que pudieron económicamente— han dejado la ciudad y se han ido a sus casas de retiro o de vacaciones”, revela Guadalupe Zavala Yamaguchi, presidenta de la Cámara Nacional del Comercio, Servicios y Turismo (Canaco) Culiacán.
La empresaria reconoce que muchos de los habitantes, ciudadanos y pequeños comerciantes han intentado ser resilientes frente a la confrontación interna entre dos facciones del Cártel de Sinaloa.
“Desde el primer día que se presentaron estos hechos (de violencia) empezamos a promover (a Culiacán), porque necesitamos vender”, expresa la representante empresarial, quien pide a sus afiliados ser valientes y tener confianza, a pesar de los 421 asesinatos, 433 desaparecidos, autos con bombas y crímenes contra empresarios.
Sin embargo, ni los ejércitos privados ni los escoltas han logrado quitarles el miedo a los hombres y mujeres que nacieron, crecieron y prosperaron con un negocio o empresa en Culiacán, el centro de operaciones del Cártel de Sinaloa durante varios años.
La paz para hacer negocios legales y otros fuera del marco legal en Culiacán se desmoronó el 25 de julio de 2024, cuando se conoció que Ismael “El Mayo” Zambada García había sido secuestrado por Joaquín Guzmán López, hijo del protagonista de series y películas que representan al crimen organizado y su evolución en México.
Nadie entendía ni creía que El Mayo Zambada, el hombre del que solo se conocía una fotografía con el periodista Julio Scherer García, había sido capturado sin un solo disparo ni un baño de sangre.
La escena final fue un avión que esquivó los radares de la nación más poderosa en términos de seguridad fronteriza y aérea, aterrizando de forma inesperada en Santa Teresa, un pequeño pueblo de 6,000 habitantes en la frontera entre Nuevo México y Texas, en Estados Unidos. La aeronave voló y pasó sin ser detectada por el espacio aéreo de Sinaloa y Chihuahua, regiones que cuentan con radares de la Secretaría de Marina para interceptar aviones provenientes de Sudamérica con cocaína.
Además, no hay rastro de la aeronave dentro de las áreas de vigilancia de operaciones aeronáuticas.
Todo era una incógnita. Luego, el caso se sumergió en un tobogán sin salida. El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, solicitó explicaciones a Ken Salazar, embajador de Estados Unidos en México. Solo hubo una lluvia de ideas sobre cómo ocurrió la captura de Ismael El Mayo, quien a través de su abogado envió su versión y detalles precisos de su caída en el mundo criminal.
El 10 de agosto de 2024, el fundador del Cártel de Sinaloa dedicó unas líneas para pedirle a sus hijos, quienes controlan “La Mayiza”, que no generaran violencia ni se confrontaran con Los Chapitos.
Un mes después, comenzaron los asesinatos en comunidades y municipios colindantes con Culiacán. Hubo incluso toques de queda, y las autoridades municipales pidieron suspender clases, lo que se mantuvo durante más de 40 días.
También se llevaban despensas a las comunidades, donde las empresas habían cancelado sus cadenas de suministro de la canasta básica. Las primeras señales de la crisis en el centro y sur de Sinaloa surgieron desde las cámaras empresariales, que calcularon una pérdida diaria de 433 millones de pesos debido a la falta de ventas.
Al quinto día del conflicto entre Los Chapitos y La Mayiza, los empresarios solicitaron al presidente de la República condiciones de seguridad para poder regresar a operar, continuar con sus vidas y lograr la paz. Para ese momento, la quiebra estaba en el horizonte, pero nunca el abandono de la tierra que les dio riqueza, prosperidad y, en muchos casos, vínculos con lo ilegal. Incluso, Joaquín El Chapo Guzmán disfrutó de esa prosperidad, siendo considerado en algún momento como el 701º hombre más rico del mundo.
Hoy, El Chapo está preso en Estados Unidos por traficar droga. Culiacán sigue siendo el origen de empresas con presencia tanto en el mercado mexicano como internacional, como las tiendas comerciales Coppel y Casa Ley, la productora de carne SuKarne, además de ser considerado el granero de México.
Sin embargo, hoy la capital de Sinaloa ve cómo sus empresarios huyen y otros mueren a manos del crimen organizado.
“Como el Ave Fénix se iba a levantar, dijo que se levantaría el dueño del restaurante La Chuparrosa Enamorada”, cuenta la presidenta de Canaco Culiacán. Este dicho lo mencionó el empresario cuyo restaurante fue quemado, luego reconocido con un premio por su ascenso en la comunidad, y finalmente asesinado, dejándolo tirado.
