Según el Centro de Estudios Económicos del Sector Privado, desde 2019 hasta la fecha, se han generado 2.6 millones de empleos formales, mientras que 2.5 millones de personas han pasado a la informalidad.
El Centro de Estudios Económicos del Sector Privado (CEESP) señala que la creación de empleo formal en México no ha sido positiva desde 2019, ya que, a pesar del aumento salarial, el trabajo se ha encarecido y la productividad ha disminuido. “La evolución del mercado de trabajo desde 2019 no ha sido alentadora, pues el trabajo se ha encarecido y la productividad ha caído”, afirma el organismo dirigido por Carlos Hurtado López.
Según el CEESP, que asesora al Consejo Coordinador Empresarial (CCE), los salarios han experimentado incrementos significativos desde 2019. Por ejemplo, el salario mínimo ha subido un 215.5%, y el salario base de cotización al IMSS es 24% mayor al de 2018, ajustado a precios constantes.
Aunque el CEESP reconoce que los aumentos salariales son una buena noticia para los trabajadores y, en cierto modo, para la sociedad en general, destaca que estos incrementos deberían ir acompañados de un aumento en la productividad para ser realmente sostenibles.
“Si no es así, los aumentos salariales implican un mayor costo unitario de la mano de obra y una pérdida de competitividad de la planta productiva, lo que eventualmente podría resultar insostenible”, agrega la entidad.
El análisis del CEESP destaca que la falta de dinamismo en el mercado laboral mexicano se refleja en la afiliación al IMSS, que se utiliza como indicador de la creación de empleo formal. A pesar de que se registraron 2.6 millones de nuevas plazas laborales, la informalidad aumentó en 2.5 millones de empleos.
“Si bien en los últimos dos años la productividad de la mano de obra mexicana mejoró de manera moderada, es evidente que a lo largo del sexenio se experimentó una disminución considerable en comparación con otros países emergentes y, lo más importante, con los principales socios comerciales de México”, señala el análisis.
El CEESP señala que cuando los salarios más altos no se corresponden con un aumento en la productividad y, en cambio, se acompañan de una caída en esta, el costo unitario de la mano de obra nacional aumenta. Este ha sido el caso en México.
“A pesar de que los datos sobre la evolución del costo unitario de la mano de obra por países solo están disponibles hasta 2022, se observa claramente el impacto que ha tenido México en este aspecto; de acuerdo con las cifras, entre 2019 y 2022, el costo unitario en México aumentó un 35.2%, muy por encima de los países de la OCDE”, afirma el organismo.
El CEESP también menciona que las razones de la caída en la productividad laboral y la creación de empleo en México son diversas y complejas. Entre ellas se encuentran la informalidad laboral, la falta de competencia y libre entrada y salida en las industrias nacionales, y la calidad del capital humano en términos de capacidades productivas, que generalmente contribuyen al estancamiento o disminución de la productividad.
“Con base en cifras del Inegi, se infiere que la productividad media laboral del sector informal es apenas una cuarta parte de la del sector formal”, expone el CEESP.
Además, el organismo señala que existen causas indirectas que afectan tanto a la informalidad como a la baja productividad, como los marcos regulatorios onerosos, un sistema fiscal que no fomenta la formalidad e incluso puede ser una limitante. La carga total sobre el salario en México es mayor al 50% del salario neto cuando se incluyen todas las contribuciones sociales.
El CEESP explica que el producto promedio del trabajo disminuye cuando la ocupación aumenta pero el capital no crece de manera proporcional. “Este es, sin duda, el caso en México desde hace un par de años, cuando la inversión fija bruta (el cambio en el acervo bruto de capital) comenzó a mostrar una rápida disminución en su ritmo de crecimiento. De hecho, en los datos más recientes hasta octubre pasado, ya se acumulan tres meses consecutivos con resultados negativos, lo que indica que el acervo de capital se está estancando”, asegura el organismo.
Asimismo, el CEESP destaca la importancia de combatir la informalidad, enfatizando que esto debe lograrse tanto mediante la aplicación efectiva de la ley como generando incentivos para la creación de empleo formal.
El CEESP comenta que hasta ahora las autoridades han creado marcos regulatorios onerosos y difíciles de cumplir, al mismo tiempo que han sido excesivamente permisivas en cuanto a la informalidad.
Además, se subraya la necesidad de tomar medidas para fomentar la competencia económica y facilitar la incorporación de nuevos actores en las industrias donde existe poca movilidad de empresas. También se destaca la importancia de orientar la educación hacia áreas que favorezcan la productividad.
“Es necesario insistir en la creación de condiciones favorables para la inversión productiva, implementando políticas que ofrezcan infraestructura pública y logística adecuada; reglas claras y no discriminatorias; una regulación que sea compatible con la inversión; y una mayor seguridad pública, siempre respetando el estado de derecho”, concluye el CEESP.