Jimmy Orlando, ecuatoriano, 35 años, de profesión abogado, salió de su país por la violencia, tuvo que dejar a su familia en aquel lugar.
Él es uno de los miles de migrantes que diariamente cruzan esta ciudad con el firme propósito de llegar a la frontera del país y alcanzar el sueño americano, aunque en ese intento, pierdan la vida.
En entrevista para 4C News, Jimmy narró el cruel paso por la selva del Darién, donde el olor a putrefacción golpea los sentidos. “Tienes que caminar sin parar o ahí te quedas”, relató.
A ratos se le quiebra la voz, mientras continúa recordando la difícil travesía, en camión, lancha, motocicletas, río, desierto. Pasan de filtro en filtro, de mano en mano, son víctimas de extorsión, estafa, se convierten en presa de la delincuencia.
Jimmy actualmente es guardia de seguridad en la Casa del Migrante, es originario de Ecuador, país donde la migración va en aumento. Y es que, actualmente llegan cada vez más personas de Ecuador, Venezuela, Cuba y Haití.
El estudio leyes, pero tuvo que abandonar su lugar de origen por la terrible violencia que grupos delictivos generan en contra del sector masculino, principalmente, a quienes los obligan a vender drogas.
El abogado, al igual que miles y miles de indocumentados tienen su esperanza puesta en la entrada legal a Estados Unidos a través del CBP One para poder obtener asilo y pronto reunirse con su familia.
Sus sueños de litigar pasaron a segundo grado, y no le importa barrer calles, pero no volver al sitio donde nació, creció y hoy lo espera su familia.