Opinión

Factor de Cambio

Gabriel Hernández González

Profesor de Mercadotecnia del Tecnológico de Monterrey

Como un elemento de alegría y fiesta deportiva familiar, evento que pone a la ciudad en un ambiente deportivo a nivel internacional, que trae y lleva a exponentes de categoría internacional y por supuesto, que en sus primeros años llenó un vacío deportivo que existía en la zona sur de nuestro Tamaulipas y que hoy en día complementa esa baraja de opciones deportivas en nuestra gran ciudad, el Abierto de Tenis Tampico se erige como el evento de excelencia que viste a la ciudad con una imagen responsable, feliz y por supuesto, que sigue generando expectativas.

Es importante revestir al tenis como un deporte no de elitismo, sino de interés y alcance para la comunidad deportiva latente que brota en ésta tierra. El tampiqueño no consume deporte por afición: lo necesita consumir por entretenimiento y por nuestras características de identidad, por el dinamismo inherente, porque todo lo que es deporte es bueno. Y todo asistente a un evento triunfador regresa contento a sus hogares cuando llega su término, así salgan de noche.

Aspecto que amerita destacar es la afluencia de asistentes en el horario nocturno, con o sin inclemencias climáticas. Tampico solía ser una ciudad que se vivía de noche en otro sentido de entretenimiento y el que hoy en día, a la par de tradicionales colonias de población trabajadora como la Obrera y la Mainero, cuente con presencia ciudadana a estas horas es muy meritorio y digno.

Un logro de comunicación de marca es cuando el consumidor, en este caso el espectador, agradece al competidor su presencia, que es quien entrega un producto que los asistentes consumen: un juego. La tenista compite, entrena y se esmera para presentarse frente a otra competidora ante una comunidad que espera mucho de ella. Otra competidora de otra cultura y procedencia que pretende obtener lo mismo. Se genera un choque de culturas deportivas, un torneo en el que sólo habrá una número uno. Pero al salir de las canchas y al recibir invitaciones a la fotografía, imágenes que por cierto se divulgan de manera orgánica entre los asistentes e interesados en esta disciplina; reciben ese agradecimiento cálido de la tampiqueña o el tampiqueño, mismo que conservan y trasladan al embarcarse en su retorno a sus países de residencia. Hasta su retorno a Canadá, Australia o Croacia desempacan una lista de amables recuerdos verbales que invitan a las competidoras a divulgar que ésta es una ciudad que aprecia que vengan a darse a conocer actores deportivos de otros países. El aspecto importa, porque si la mejor recomendación es de boca en boca, el éxito de éste evento recae entonces en el extranjero.

El deporte es un segmento de mercado difícil de obtener, más aún cuando se hace otro filtro con enfoque hacia éste deporte, llamado blanco lo cual no del todo comparto. En Tampico existen exponentes deportivos en diversas materias y de trayectoria que ameritan tener una mención a manera de inspiración frente a la ciudad. El tenis en Tampico se reinventa, porque para ver estos magníficos partidos no necesitamos suscripciones ni credenciales, o limitantes. Sólo asistir con boletos que se encuentran fácilmente en el comercio organizado apoya ésta idea genial y ya este aspecto estimula a que los tampiqueños comencemos a practicar este deporte.

Era necesario y vital un festival de esta talla en el que se reflejen los deportistas que compiten de manera individual: no porque el tampiqueño sea individualista, sino porque inocentemente hay quienes creen que en Tampico sólo existe el fútbol como espectáculo deportivo. En ese sentido, éste evento es una explosión de comunicación positiva que invita al asistente a visualizarse en el Abierto de Tenis del año siguiente.

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