Pablo Ruiz Meza
Periodista con más de 30 años de trayectoria como reportero de staff investigaciones especiales, corresponsal nacional, director editorial, autor de la columna “Nada personal” y colaborador en diferentes medios de comunicación multimedia.
Nada personal
Clase media e inseguridad, en campañas
En términos absolutos son 12.3 millones de hogares y 44 millones de personas que constituyen la clase media en el país; tres cuartas partes se ubican en el ámbito urbano: Inegi
La clase media y la inseguridad pública en México, serán los temas que en las intercampañas presidenciales serán motivo de análisis.
Profundos por sus implicaciones sociales, políticas y económicas, la llamada clase media deberá ser motivo de una estrategia mediática y programática.
Se trata de un insumo político y propagandístico para atraer esos millones de votantes en el relanzamiento en las campañas presidenciales de Claudia Sheinbaum, Xóchitl Gálvez y Jorge Álvarez.
Se trata de un sector influyente de la sociedad mexicana denigrada y vapuleada por el gobierno de la “Cuarta Transformación”, a quien el presidente Andrés Manuel López Obrador se ha referido despectivamente como “aspiracionistas” o “individualistas”, pese a rechazar epítetos como “ninis”.
Sin embargo, en la historia de la composición sociológica del país, se trata de una población con importante actividad socioeconómica.
De acuerdo al censo actualizado del 2020 del Inegi, en términos absolutos son 12.3 millones de hogares y 44 millones de personas que constituyen la clase media en el país; tres cuartas partes de ambas magnitudes se ubican en el ámbito urbano.
Los resultados obtenidos al término de la primera década del siglo XXI muestran que en 42.4% de los hogares en donde vive 39.2% de la población total del país son de clase media.
Por su parte 2.5% de los hogares son de clase alta viviendo en ellos 1.7% de la población nacional, mientras que en el otro lado del espectro social se tiene al 55.1% de los hogares donde desarrolla su vida 59.1% de la población mexicana, subraya el Inegi.
Se trata de una clase media donde en esos hogares cuenten al menos con computadora, gaste alrededor de 4 mil 400 pesos al trimestre en consumir alimentos y bebidas fuera del hogar, haya quien tenga tarjeta de crédito así como un integrante inserto en el mercado laboral formal.
Llama la atención que los créditos de interés social y/o los recursos familiares, más que el crédito comercial bancario, sean decisivos para el acceso a la propiedad de la vivienda en este segmento de la clase media.
La pre canditada presidencial opositora Xóchitl Gálvez Ruiz tiene muy clara la relevancia social, económica, política y electoral de la clase media, y la ha insertado en su oferta de campaña, como lo manifestó durante su evento de cierre de precampaña en Guanajuato:
“Ningún presidente que diga amar a México puede despreciar tanto a sus propios compatriotas. Ningún presidente que diga amar a México puede atacar con tanto odio a la clase media, a la que le ha dicho de todo. No puede atacar así a quienes trabajan duro; a quienes estudian; a quienes educan; a quienes emprenden”, arengó la precandidata presidencial que lo ha entendido todo.
La postura opositora contrasta con el discurso de la continuidad de la abanderada oficialista de Morena y partidos aliados, Claudia Sheinbaum Pardo.
El proyecto del llamado “segundo piso” de la 4T es sin la clase media y sin cumplir la pacificación del país envuelto en la violencia criminal que mantiene a los mexicanos en una estado permanente de zozobra.
En el libro titulado “El Laberinto de la Soledad” (1950) del poeta mexicano Octavio Paz, se refirió a la clase media:
“La clase media (…) es muy sensible a las desigualdades que advierte entre las funciones que realiza (considerables), su condición económica (mediocre) y su influencia política (nula). Todo esto explica que se haya convertido en la propulsora y defensora de los anhelos de cambios democráticos: escritores, profesores, intelectuales, artistas y estudiantes pertenecen a la clase media” (Pág. 208).
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Pablo Ruiz Meza
Periodista con más de 30 años de trayectoria como reportero local en El Diario de Monterrey y en ABC Monterrey; corresponsal nacional en Nuevo León para El Financiero, La Prensa, Radio Red, Monitor y Para Empezar; corresponsal de Radio Única de Miami y agencia alemana DPA; conductor de noticias en la ¡Qué Buena! y Jefe de Información en Cambio, reportero El Financiero Golfo Centro, Director editorial de El Heraldo de Puebla y en MILENIO Puebla, autor de la columna “Nada Personal” y actualmente colaborador en diferentes medios de comunicación multimedia.
