Hoy, en el 25 de enero, se conmemoran 142 años desde el nacimiento de Virginia Woolf, una destacada escritora inglesa cuyo trabajo fue revolucionario en su época y sigue siendo una influencia crucial para el feminismo contemporáneo. Miembro del Círculo de Bloomsbury, una corriente artística e intelectual en Inglaterra durante la primera mitad del siglo XX, su estilo se distingue por la representación de los pensamientos internos de los personajes, la descripción de las acciones cotidianas, la inestabilidad pasiva de sus personajes y una narrativa fuera de lo común, según un texto de la Universidad de Columbia.
Entre sus obras más destacadas se encuentran “Orlando” (1928), “El cuarto de Jacob” (1922), “Las olas” (1931) y “Una habitación propia” (1929), este último siendo un texto emblemático de la primera ola del feminismo.
Virginia Woolf, destacada autora inglesa, abordó y criticó el machismo a partir de sus propias experiencias. En su obra, reflejó el acceso limitado a la educación que experimentó simplemente por ser mujer. Observó cómo sus hermanos tenían libertad para asistir a la educación formal, mientras ella debía contentarse con una educación básica en casa.
Woolf adquirió la mayor parte de su educación a través de la biblioteca privada de su padre y la educación en el hogar, en contraste con sus hermanos, quienes estudiaron en Cambridge.
Vivió la discriminación hacia las mujeres en la sociedad patriarcal, según la Universidad de Yale, lo cual la llevó a unirse al Círculo de Bloomsbury, en su mayoría conformado por hombres como John Maynard Keynes, Lytton Strachey, Duncan Grant, Clive Bell, Wyndham Lewis, Bertrand Russell y T.S. Eliot.
A través de sus obras, Woolf criticó la estructura de poder que relega a las mujeres a un estatus de segunda clase. Por ejemplo, en “Orlando” ilustra los privilegios de su protagonista como hombre y las desventajas evidentes cuando se transforma en mujer.
A través de “Una habitación propia”, Virginia Woolf aborda la necesidad de las mujeres creadoras, especialmente las escritoras, de contar con un espacio personal para desarrollarse de manera libre. Woolf se opone a la idea de un espacio compartido accesible para todos los miembros de la familia y aboga por que las mujeres busquen su propio espacio.
Este concepto resultó revolucionario y se integró en la primera ola del feminismo, que buscaba el reconocimiento legal de los derechos de las mujeres, incluido el sufragio femenino. La idea de tener un espacio propio también está vinculada a alcanzar cierto grado de independencia económica.
La doctora Manju Singh, en su artículo “The feminist thought in ‘A Room of One’s Own’ by Virginia Woolf”, expone que en “Una habitación propia”, Virginia Woolf intenta desentrañar la ideología patriarcal que priva a las mujeres de la mayoría de las oportunidades para disfrutar de la vida con libertad y confianza.
Virginia Woolf desafió las normas de su época, no solo expresando su indignación por la falta de educación formal, sino también a través de su estilo de vida. A pesar de las críticas, decidió compartir una casa con varios intelectuales, sin que ninguno fuera su esposo, dando origen al Círculo de Bloomsbury. Algunos miembros del grupo tenían relaciones afectivas consideradas “poco convencionales” o eran conocidos por relaciones homosexuales.
Aunque Virginia tuvo un matrimonio heterosexual del cual adoptó el apellido, también experimentó un romance apasionado con la escritora Vita Sackville-West en los años veinte. Por otro lado, según la biógrafa Gillian Gill, Virginia fue víctima de abusos sexuales por parte de sus medios hermanos, experiencias que influyeron en gran medida en su literatura y la motivaron a convertirse en defensora de las víctimas de abuso. En este tema, desafió las creencias erróneas, que lamentablemente persisten en algunos casos hasta hoy, sobre culpar a las víctimas y asumir que los ataques provienen de personas externas al círculo familiar.