Este delicioso tipo de repostería tuvo su origen en Viena, Austria, y no en Francia como comúnmente se piensa.
Existen alimentos irresistibles al paladar, y uno de ellos es el croissant, que se ha vuelto uno de los favoritos para desayunos, almuerzos o cenas. Este martes 30 de enero se celebra el Día del Croissant, rindiendo homenaje a esta deliciosa pieza de pastelería.
La palabra “croissant” en francés significa “creciente”, como el cuarto creciente lunar, y su popularidad se debe al sabor, aroma y textura, pudiendo disfrutarse con productos dulces como el chocolate o salados como quesos o jamón. Aunque hay numerosas recetas, la original consta de solo 8 ingredientes: huevos, harina, leche, mantequilla, agua, azúcar, sal y levadura.
Cabe destacar que el croissant, esta delicia de la repostería, tuvo su origen en Viena, Austria, y no en Francia como generalmente se piensa. No obstante, fue en Francia donde perfeccionaron la receta y la adoptaron como parte integral de su identidad gastronómica. En el siglo XIX, en París, los panaderos locales se inspiraron en la forma del kifli austriaco popularizado por August Zang, un panadero vienés, pero utilizaron una masa hojaldrada fermentada típicamente francesa, empleada también en otras preparaciones como la napolitana.
Aunque la receta original del croissant sobrevivió a la invasión otomana a finales del siglo XVII, la leyenda cuenta que durante el asedio otomano a Viena, los panaderos vieneses descubrieron túneles excavados por los turcos debajo de las murallas de la ciudad durante las noches para entrar sin ser detectados.
Este acontecimiento permitió a Viena derrotar a los turcos y, como resultado, el rey de Polonia y Lituania, Juan III Sobiesky, solicitó a los panaderos crear panecillos con la forma del emblema turco, la media luna, para conmemorar la victoria.
Posteriormente, el croissant se introdujo en el mercado, aunque inicialmente era un producto exclusivo para las clases adineradas debido al alto costo de sus ingredientes. Fue en el siglo XX cuando los precios del huevo y la mantequilla se volvieron más accesibles para la sociedad de nivel medio, convirtiéndose en un alimento común en la vida diaria.
El croissant es conocido como “cachitos” en Perú, Ecuador y Venezuela; “cruasanes” en España y Colombia; “medialunas” en Argentina, Chile, Paraguay y Uruguay; y en otros países de América Latina como “cangrejitos”. En México, son llamados “cuernitos”. Pueden ser dulces o salados, simples o rellenos.