El plástico desempeña un papel fundamental en nuestras actividades diarias, sin embargo, la desventaja de depender en exceso de este material se refleja en un crecimiento alarmante de la crisis de contaminación.
El plástico es imprescindible para facilitar el empaquetado de alimentos, bebidas, artículos de cuidado personal y productos minoristas. No obstante, la consecuencia negativa de depender en exceso de este material se manifiesta en un crecimiento preocupante de la crisis de contaminación, con repercusiones significativas para la salud humana y la falta de soluciones sencillas para abordarla.
La inquietud por los extensos archipiélagos de plástico en los océanos ha persistido durante años, pero el problema se extiende a todos los aspectos de nuestras vidas, incluso en los alimentos y las bebidas que consumimos. Según algunas estimaciones, las personas ingieren hasta 22 millones de partículas de microplástico anualmente.
Se origina a partir de los neumáticos de los automóviles, y en California, los investigadores están detectando concentraciones elevadas de microplásticos en el aire provenientes del abono de lodos utilizado en la producción de fertilizantes. Hace diez años, California prohibió las bolsas de plástico de un solo uso, una medida seguida por estados como Nueva York y Nueva Jersey.
A pesar de ello, la cantidad de desechos de bolsas de plástico ha aumentado constantemente a niveles sin precedentes, en parte debido al mayor uso de bolsas más gruesas en los puntos de venta, las cuales no están cubiertas por la legislación original. Los legisladores californianos intentarán cerrar esta brecha legal, pero persiste un desafío más amplio: ¿cómo logramos evitar perder la batalla contra la contaminación plástica?