En México y a nivel global, garantizar la seguridad alimentaria se ha convertido en un desafío constante que implica proporcionar alimentos nutritivos en cantidades adecuadas. Sin embargo, esta tarea se ve amenazada año tras año debido a la explotación insostenible de los recursos naturales. En este contexto, los ingenieros agrónomos desempeñan un papel crucial al buscar soluciones que permitan alimentar a la población sin comprometer la biodiversidad.
El 22 de febrero se celebra el Día Nacional del Ingeniero Agrónomo en reconocimiento a la labor significativa que estos profesionales realizan para optimizar los recursos vinculados a la producción alimentaria. La responsabilidad central de los agrónomos consiste en gestionar de manera sostenible los recursos naturales, evaluando las condiciones del suelo, agua y clima para proponer soluciones en las zonas agrícolas.
La formación en agronomía implica una especialización profunda en el conocimiento de los recursos naturales, enlazándolos con tecnologías que aseguren su uso adecuado. La Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) destaca tres contribuciones clave de los agrónomos a la sociedad: fomentar el desarrollo agrícola, impulsar tecnologías en este ámbito y establecer sistemas de producción adaptados a diversos ecosistemas.
Uno de los aspectos resaltantes de la labor de los agrónomos es su capacidad para ofrecer una calidad de vida digna a los habitantes de zonas rurales, siendo su objetivo principal garantizar el bienestar del campo. La conmemoración del 22 de febrero como el Día del Agrónomo tiene sus raíces en la fundación de la Escuela Nacional de Agricultura en 1854, ahora conocida como la Universidad Autónoma de Chapingo (UACh). Esta institución fue pionera en la enseñanza e investigación de las ciencias agronómicas y ambientales en América Latina, marcando así un hito significativo en la historia de la formación de profesionales agrónomos.
