Camilo Morales, diseñador de modas, busca reducir las más de 25,000 toneladas de basura plástica que dejarán las campañas electorales en la CDMX. Cada pancarta electoral que convierte en un bolso para el mercado es un paso hacia ese objetivo.
Camilo Morales, diseñador de modas de un proyecto local de reciclaje, intenta reducir las más de 25,000 toneladas de basura plástica que dejarán las campañas electorales en Ciudad de México, según estimaciones de Greenpeace. Cada pancarta electoral que convierte en un bolso para el mercado es un esfuerzo hacia este objetivo.
Desde antes del inicio de las campañas, el 1 de marzo, las calles de la capital se llenaron de publicidad de distintos candidatos, recordó Camilo Morales, un joven de 32 años, en una entrevista. El “hartazgo” ante la contaminación visual lo llevó a retirar algunas lonas para darles una segunda vida.
Así, creó distintos tipos de bolsas, desde diseños combinados con varios retazos hasta las más sencillas hechas con la lona al revés. Estos modelos los regala con cada compra en R3R3, un proyecto local de ropa de ‘suprarreciclaje’, término que se refiere a la reutilización de residuos para transformarlos en productos de mayor valor.
“Otras las vendo baratas y también tengo esta promoción de que, si me das lonas, te puedo dar bolsas”, añadió. Ejemplificó esto con el caso de una mujer que lo contactó para entregarle cajas de propaganda que retiró de las calles junto con sus vecinas.
El diseñador señaló que colgar lonas en los postes es ilegal, criticando la “prepotencia de los políticos” por hacerlo a pesar de la prohibición. Esto también lo motivó a darle un nuevo uso a estos materiales.
La Ley de Publicidad Exterior de la Ciudad de México prohíbe la instalación de propaganda en postes, semáforos y otros elementos de infraestructura urbana por razones de seguridad vial, incluidos los puentes peatonales y vehiculares.
Sin embargo, la realidad en las calles es diferente, como en un puente peatonal en la avenida Río Churubusco en la alcaldía Iztacalco, en el sur de la capital, donde los ciudadanos deben esquivar lonas amontonadas en el suelo. Una vecina señaló los riesgos que esta basura genera, especialmente para las personas de la tercera edad.
A días de que finalicen las campañas, este 29 de mayo, los partidos políticos aún no han informado sobre su huella plástica por la propaganda electoral, a pesar de que están legalmente obligados a hacerlo. Esta situación fue señalada por Ornela Garelli, campañista de océanos y plásticos de Greenpeace México.
Garelli destacó que la Fundación por el Rescate y Recuperación del Paisaje Urbano (FRRPU) estima que, solo en Ciudad de México, este período electoral generará al menos 25,000 toneladas adicionales de basura.
Por esta razón, Greenpeace llevó a cabo una protesta simbólica en las sedes de los partidos políticos para “devolverles su basura” y exigirles que informen sobre la cantidad de propaganda que están produciendo y colocando en todo el país, tal como lo exige el Reglamento de Elecciones del Instituto Nacional Electoral (INE).
Específicamente, el artículo 295 establece que “los partidos y coaliciones, tanto nacionales como locales, deben presentar un informe sobre los materiales utilizados en la producción de la propaganda electoral para las precampañas y campañas electorales, una semana antes de su inicio”.
Garelli agregó que la ley electoral también requiere que los partidos presenten un plan de reciclaje. Además, advirtió que la propaganda electoral contiene materiales con químicos tóxicos que pueden tener un impacto en la salud humana y afectar los ecosistemas terrestres y marinos.
A pesar de reconocer las acciones individuales de reciclaje o reutilización de lonas, como las realizadas por Morales y otros ciudadanos, la activista enfatizó que estas medidas no son suficientes. Se necesita una solución sistémica y a gran escala.
En las afueras de las oficinas de la alcaldía Iztacalco, Rosa María Dávila, una vecina de 62 años, lamentó que cada período electoral genere basura que termina dispersa por las calles. Dijo desconocer si existe alguna campaña oficial de reciclaje por parte de los candidatos o partidos políticos.