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Derrumbe en la Santa Cruz: cicatriz que no cierra a un año de la tragedia.

A un año de la tragedia, exactamente este primero de octubre pero del 2023, sobrevivientes del derrumbe de la iglesia de la Santa Cruz en Ciudad Madero, recuerdan aquel espantoso día en el que una ceremonia de bautizos se convirtió en una verdadera pesadilla. 

Han pasado 365 días después de aquella noticia nacional e internacional, por el derrumbe de un templo católico en la colonia Unidad Nacional, en la zona sur de Tamaulipas, que cobró la vida de por lo menos 12 personas y lesionó a más de 60. 

Hasta este momento no se tienen responsables y la Fiscalía General de Justicia de Tamaulipas recientemente emitió un resolutivo en donde afirman que no existe un responsable de tal accidente.

El abogado de los afectados, Roberto Ramírez, fue notificado que no hay ejercicio en acción penal, por lo tanto, este hecho queda como un simple accidente.

El licenciado a cargo de este caso, dijo que hay quienes aún no han logrado regresar a trabajar por las lesiones obtenidas, por eso, presentó una Solicitud de Audiencia de Garantía ante el juez de Control para ver qué resuelve y en caso de ser necesario, recurrir al amparo. 

Con lo que respecta a las familias afectadas, desde aquel primero de octubre del año pasado sus vidas no han vuelto a hacer las mismas. Ya que falta algún integrante para sentarse en su mesa a comer como solían hacerlo a diario.

Tal es el caso de Martina Nieto Sánchez quien perdió a tres sobrinas en el accidente, una de ellas, también perdió a su hija de tan solo siete años de edad.

La maestra jubilada tuvo tres fracturas que hasta el momento la han obligado a usar andador y ahora depende de una persona que la atiende a diario, porque no puede valerse por sí misma. En unos días cumplirá 80 años. 

“Todos los gastos corrieron por nuestra cuenta, no hubo indemnización la funeraria se pagó entre la familia, ya no regresamos a nuestras vidas normales. Se me hace increíble que ya haya pasado un año pero agradezco que sigo con vida, aunque varios de mis familiares no pudieron decir lo mismo”.

También hubo una familia de 22 integrantes que logró salir con vida de la tragedia, gracias a que lograron cubrirse con las mismas bancas de cedro antes de que terminara de colapsar el techo.

Iban al bautismo de un pequeño de un año de edad, acompañados de padres, hermanos, tíos, sobrinos, abuelos y compadres, quienes estuvieron sentados en la tercera y quinta fila durante la ceremonia.

Coinciden en que poco antes de que se acabara esta actividad, se escuchó como la estructura comenzó a colapsar y sin darles tiempo de correr a un lado, la losa se vino abajo, sepultandolos bajo las bancas.

Moises Martínez Sánchez: “Lo primordial fue sacar a mi hijo, rompimos los vidrios y nos salimos, cuando voltee a ver a un costado de mi donde estaba mi familia, ya no veía a nadie, solo estaba la losa derrumbada, yo pensé que todos estaban finados, pero de repente salió mi hermano, mis compadres, sacaron al bautizado y ayudaron a la gente a salir, los que no estaban atorados”.

Irma Gaspar Iturbide: “Agarré a mi hija y salimos corriendo porque no sabíamos si iba a volver a colapsar esa parte, mi hijo el mayor salió lastimado pero caminando solo, cuando vi a compadre le dejé a los niños y me regresé porque yo no sabía nada de mis papás ni mis hermanos que quedaron bajo el concreto, mi marido también se regresó, les habló debajo de las piedras, empezó a sacar a todas la familia, lastimados pero con vida, gracias a dios mi familia estamos completos”.

Oscar Martínez Sánchez: “Se escuchó un fuerte estruendo, no tengo palabras para describir todo lo que vivimos, lo que hicimos fue salvarnos entre nosotros, primero los niños, mi esposa, mis hermanos, compadres, amigos, también apoyamos a más gente, a la que se pudo porque otros estaban prensados, de hecho a un sobrino de 6 años lo sacamos con un gato hidráulico porque su cabecita estaba entre la banca y un gran pedazo de concreto”.

Como esta hay más de 60 historias de sobrevivientes que estuvieron precisamente en ese momento dentro de la iglesia de la Santa Cruz, al momento en que el cielo se les vino abajo.

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