En su carta de dimisión, la ministra de Finanzas, Chrystia Freeland, asegura que la amenaza de aranceles debe tomarse con extrema gravedad.
La sorpresiva dimisión este lunes de la viceprimera ministra y ministra de Finanzas de Canadá, Chrystia Freeland, ha sumido al país en la confusión y, aparentemente, al propio Gobierno de Justin Trudeau.
Cinco horas después de la renuncia, debido a diferencias políticas con el primer ministro, Justin Trudeau seguía reunido con su gabinete para abordar la crisis.
La dimisión de Freeland, que durante años había sido la mano derecha de Trudeau, desató diversas especulaciones en Ottawa sobre el futuro inmediato del mandatario y la posibilidad de convocar elecciones anticipadas.
El silencio prolongado de Trudeau y otros miembros del Gobierno, quienes se enteraron de la decisión de Freeland cuando ella misma publicó su carta en las redes sociales, agregó un toque de caos a la ya tensa situación política.
Para agravar aún más la situación, Freeland tenía previsto presentar este lunes en el Parlamento la declaración económica de otoño, un documento siempre importante, pero que en esta ocasión se considera clave debido a las medidas que incluye para afrontar la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca en enero.
En su carta de renuncia, Freeland citó las diferencias políticas con el primer ministro, surgidas a raíz de la victoria electoral de Trump en Estados Unidos y su rechazo a algunas decisiones económicas anunciadas por el Gobierno, que parecían estar orientadas a mejorar la deteriorada imagen pública de Trudeau. “Necesitamos tomar la amenaza (de aranceles de Trump) con extrema gravedad. Esto significa, en este momento, mantener seca nuestra pólvora fiscal para tener las reservas necesarias para la próxima guerra arancelaria. Eso implica evitar costosas pantomimas políticas”, explicó.
“Esta convicción ha guiado mis esfuerzos este otoño para gestionar nuestros gastos de forma que nos brinde la flexibilidad necesaria para enfrentar los graves desafíos que presenta Estados Unidos”, agregó.
Freeland se refería a la amenaza que el presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, hizo el 25 de noviembre de imponer aranceles del 25% a Canadá y México hasta que se detenga el flujo de drogas e inmigrantes ilegales a través de las fronteras.
Estos aranceles han sido calificados como “devastadores” por el propio Trudeau y podrían desencadenar una recesión económica en el país.
Oposición pide elecciones anticipadas
La dimisión y denuncia de Freeland fueron rápidamente aprovechadas por el líder de la oposición, el conservador Pierre Poilievre, quien acusó al Gobierno de estar en “caos” y pidió elecciones anticipadas inmediatas. La solicitud de Poilievre se da en un contexto en el que su Partido Conservador lleva 20 puntos de ventaja sobre el Partido Liberal de Trudeau en intención de voto.
Los mismos sondeos indican que, si se celebraran elecciones en este momento, el soberanista Bloque Quebequés (BQ) se convertiría en el principal partido de oposición, y los liberales y socialdemócratas quedarían relegados al tercer y cuarto puesto en el Parlamento. Precisamente, el líder del BQ, Yves-Francois Blanchet, declaró este lunes que “el Gobierno de Trudeau está acabado”.
Al menos tres de los 153 diputados liberales han solicitado la dimisión de Trudeau tras la salida de Freeland.
Cae la popularidad de Trudeau
Trudeau ya enfrentó en octubre otra revuelta interna cuando cerca de una veintena de diputados firmaron una carta pidiendo su renuncia debido a las malas perspectivas electorales.
La elevada inflación, el fuerte aumento del precio de la vivienda y el deterioro de los servicios sociales, factores que muchos vinculan con los altos niveles de inmigración impulsados durante años por el Gobierno canadiense, han provocado una caída en la popularidad de Trudeau.
En octubre, Trudeau logró desactivar la rebelión interna y afirmó que se postularía para la reelección en las próximas elecciones generales, previstas para el 20 de octubre de 2025.