El pueblo de Altamira es grande, pero su alcalde muy chico, y es que el gobierno de Armando Martínez Manríquez no ha logrado la atracción de empresas que ofrezcan servicios de calidad.
Por ejemplo, a la ciudad con el puerto más importante de Tamaulipas no han llegado cadenas de hoteles, los inversionistas prefieren otros sitios con más bondades.
Y es que otro factor negativo es la falta de transporte de calidad; no existen rutas que ofrezcan un servicio digno a los miles de empleados del Puerto Industrial.
Por lo que, aunque Armando Martínez Manríquez, presuma que ha promovido en cuatros países al Puerto, de poco le servirá, pues para empezar la región no tiene generación de energía y tiene problemas con el agua.
Otro tema que el alcalde le gusta ostentar, pero que solo ha dejado un mal sabor de boca porque una de las dos dragas se hundió y no funciona, por lo que incluso se ha generado contaminación.
Es por es eso que la gente de Altamira no cree mucho en el morenista, pues también los fraccionamientos están en el olvido, solo basta de ir de la “Maseca para dentro” y se van a encontrar con el marcado retraso económico, social, educativo y en desarrollo.
Es ahí, donde Altamira debe poner sus ojos, pues de nada sirve tener una avenida barrida y con plantas, si en las colonias los parques son un basurero.