Los seguidores proponen disminuir las cargas fiscales para la población, como una reducción de impuestos.
El Partido Socialdemócrata de Alemania (SPD) presentó este domingo los carteles de su campaña para los comicios de febrero, donde el candidato a canciller, Olaf Scholz, promueve el concepto de “Made in Germany” al estilo de Donald Trump y aboga por una reducción de la burocracia, una tarea que en EE. UU. ha sido delegada a Elon Musk, quien ha sido acusado de interferir en las elecciones alemanas.
“La campaña electoral realmente comienza ahora”, declaró el secretario general del SPD, Matthias Miersch, durante un acto del partido en Berlín, rodeado de carteles electorales con la imagen de Scholz, quien promete “con seguridad” más crecimiento, mayores ingresos netos y pensiones estables.
Los socialdemócratas buscan aliviar las cargas fiscales del 95% de la población mediante varias medidas, entre ellas una reducción de impuestos financiada por un aumento para el 1% de los que más ganan, el rechazo a la jubilación a los 70 años, la rebaja del IVA para los alimentos del 7% al 5%, y el incremento del salario mínimo a 15 euros por hora, que actualmente es de 12.82 euros.
Según Miersch, el objetivo es que las familias alemanas dispongan de unos 100 euros adicionales al mes.
La bonificación “Made in Germany”
En el SPD, que según la encuesta de INSA de este domingo ocupa el tercer lugar en la intención de voto con un 16%, por detrás de los conservadores (31%) y la ultraderechista Alternativa para Alemania (AfD) (20%), el tema central este domingo fue la bonificación “Made in Germany” (Hecho en Alemania).
Con esta medida, los socialdemócratas buscan garantizar los empleos y las inversiones en el país, que probablemente en 2024 sufrirá su segunda recesión consecutiva.
La propuesta consiste en otorgar un crédito fiscal del 10% sobre los costes de inversión para atraer fondos que se mantengan en Alemania y beneficien tanto a la economía como a las empresas alemanas.
“La bonificación fiscal es exactamente lo que nuestra economía necesita ahora para seguir siendo competitiva”, destacó Scholz ante los medios.
“Especialmente en tiempos en los que la economía mundial enfrenta grandes dificultades y se ve amenazada por el hecho de que las medidas proteccionistas pueden perjudicar y obstaculizar el desarrollo económico”, agregó, aludiendo a los aranceles que Donald Trump podría implementar una vez regrese a la Casa Blanca en 15 días.
Scholz reconoció, tras reunirse con los responsables del comité de empresa de ThyssenKrupp y Bosch, que han anunciado la eliminación de miles de puestos de trabajo, que Alemania necesita adoptar medidas para revitalizar la industria.
Para ello, propone limitar a 3 céntimos el precio de la electricidad para los grandes clientes industriales, fomentar la fabricación de baterías y semiconductores, y apoyar el sector de los automóviles eléctricos, en el cual Alemania, que fue un gran fabricante de autos, ha quedado atrás frente a la competencia china.
Scholz critica la injerencia de Musk
Todo esto debe lograrse con una reducción de la burocracia, subrayó Scholz, un paso que también busca dar Trump en EE. UU. con el apoyo de Musk, quien ha invertido en una planta de Tesla en Alemania, pero que en las últimas dos semanas ha atacado fuertemente a Scholz.
No solo a él, sino también al presidente alemán, Frank-Walter Steinmeier, y al candidato de Los Verdes a la cancillería, Robert Habeck, después de ser criticado por ellos por intentar influir en las elecciones y por su apoyo público a la AfD.
Scholz reiteró este domingo que los socialdemócratas están “acostumbrados desde el siglo XIX a que empresarios ricos de los medios tengan opiniones diferentes”.
“Eso no es nada nuevo, lo que sí es nuevo es el hecho de que se trata de un empresario de medios globales. Lo que sí es nuevo es que no se sabe cómo los algoritmos (de plataformas como X) forman la opinión pública”, señaló.
Sin embargo, agregó, “lo crucial es que el señor Musk apoyó a un partido que es en parte de extrema derecha y (…) eso es algo con lo que no solo no estoy de acuerdo, sino que lo rechazo”.
La AfD ha sido calificada por la Oficina Federal para la Protección de la Constitución como un partido en parte de ultraderecha, y algunos de sus líderes son considerados abiertamente ultraderechistas.